Calificado de exitoso por la alegría, entusiasmo y felicitaciones que sus participantes manifestaron y agradecieron a D. Manuel Polo, vocal de viajes de la Asociación de ASCEMI por su desvelo para que se cumpliera perfectamente el programa y para que todos y todas estuvieran conformes y satisfechos en el desarrollo de los objetivos que se perseguían: culturales, de estancia en hoteles, gastronómicos y de buena convivencia. La Asociación se distingue por su preocupación en la preparación y organización de sus viajes culturales.
El viaje de ida estupendo, tranquilo y aprovechado con varias paradas una para desayunar en Cuatro Calzadas y otra para comer en Zamora, donde se realizó una visita guiada por la ciudad.
Ya en Suances el hotel estaba muy bien situado, al pie del paseo marítimo. Sus instalaciones buenas y sus habitaciones confortables.
Al día siguiente, la visita fua a Santander para ver la Catedral y la Iglesia del Cristo, el palacio de la Magdalena, (incluso se subió al faro),…. La guía estuvo bien. Por la tarde tiempo libre.
El martes por la mañana se admiró la Colegiata de Santa Juliana y la maravillosa reproducción de la Cueva de Altamira. Por la tarde el Palacio de Sobrellano y El Capricho de Gaudí. Un día muy apretado porque había mucho que ver, pero todos, aunque algo cansados, contentos.
El miércoles, Santo Toribio de Liébana y Potes. El viaje algo largo porque había muchas curvas, pero muy bien llevado por el conductor. Nadie se quejo y todos quedaron maravillados por el precioso paisaje de los Picos de Europa por donde se pasó. En el monasterio de Santo Toribio, se pudo tocar el Lignum Crucis allí conservado (el más largo que existe) y, los que quisieron oyeron misa y cogieron el diploma que les hacía peregrinos del Camino Liebaniego. Seguidamente en Potes se disfrutó de sus calles y rinconcitos maravillosos. Se comió en el restaurante Plaza, una comida estupenda y abundante (cocido liebanego, escalopines, postre, pan y vino). Otro día de cansancio poro satisfechos.
El jueves por la mañana visitamos Santoña, Laredo y Castro Urdiales. En Santoña una conservera de anchoas (muy conocida, -Ana María-). Posteriormente visitamos Laredo y la comida en el restaurante Orio fue algo excepcional. Abundante y bien servida. Por la Tarde visitamos Castro Urdiales. Ya en el hotel restaurante de Laredo, tenián preparada en el comedor una cena excepcional: langostinos, almejas, pescado, quesos muy variados, etc. en compensación de la cena mas bien escasa de la noche anterior.
El viernes, ya de regreso se visitó Palencia y su catedral. Desde aquí deseamos que la guía local mejore un poquito sus modos y educación. Palencia es una ciudad agradable para pasear y muy limpia. Después de un ratito de tiempo libre para tomar el aperitivo se comió una exquisita paella en el restaurante María Cristina. Continuamos haciendo parada otra vez en Cuatro Calzadas. Hubo un momento en que la lluvia fue muy abundante. El viaje de regreso, también, estupendo. Es de agradecer su buen hacer tanto al conductor como a la guía que durante todo el viaje acompañaron a los miembros de la Asociación que disfrutaron del viaje.
